Nuevas tendencias del vino en 2023
Tras casi tres años de pandemia mundial, con numerosos problemas en la cadena de suministro y retos persistentes relacionado con el cambio climático, la industria vitivinícola sigue buscando nuevas formas de satisfacer las necesidades de los consumidores.
2023 trae tendencias nuevas y persistentes en el sector. La demanda de vinos rosados sigue siendo dinámica; los viticultores adoptan prácticas para cuidar mejor el medio ambiente y proteger las vides de los fenómenos meteorológicos extremos; los viticultores y los consumidores se toman cada vez más en serio la sostenibilidad de sus actividad; los consumidores concienciados con el medio ambiente impulsan el mercado de envases alternativos; los millennials suben en gama y buscan variedades originales; las ventas de vino se disparan en los canales en línea; los vinos ultrapremium disfrutan de una gran demanda a pesar de la inflación; se espera que los vinos sin alcohol y con bajo contenido alcohólico sigan creciendo y los vinos espumosos se convierten cada vez más en vinos de consumo diario.
La sostenibilidad va más allá de la elaboración del vino
Las generaciones más jóvenes de consumidores de vino siguen apostando por un mejor respecto del medio ambiente y viticultores comprometidos con las prácticas sostenibles. Estos consumidores quieren vinos que se alineen con sus valores, centrados en un futuro más sostenible. Por supuesto, esto incluye la elaboración de vinos ecológicos y biodinámicos que preserven el medio ambiente, utilicen menos pesticidas, reciclen el agua y ofrezcan envases alternativos. Pero la demanda de sostenibilidad de la Generación Z va más allá de la mera elaboración física del vino y abarca también prácticas empresariales éticas, una gestión equitativa de los recursos y un trato justo a los productores y trabajadores de los viñedos.
Los movimientos por la justicia social obligan al sector a abordar la equidad y la inclusión, pero también inspiran a los consumidores a apoyar a productores diferenciados. Las bodegas que inviertan en diversidad, equidad e inclusión verán rentabilizadas esas inversiones.
Las regiones nuevas o desconocidas ganan popularidad
En 2022, regiones destacadas como Borgoña y Napa fueron testigos de incendios, heladas y sequías. Con los precios altos y la oferta limitada en esas zonas, los compradores se ven obligados a centrarse en alternativas. El interés está pasando de la Côte d’Or de Borgoña a vinos menos caros de Beaujolais, Mâcon y Côte Chalonnaise. El Chablis, cada vez más caro y difícil de conseguir, está siendo sustituido por vinos blancos del Jura y Saboya. Los compradores se fijan en la Maremma toscana, región poco valorada, en Grecia por sus blancos frescos y en la Franciacorta italiana por sus espumosos de método tradicional a una fracción del coste de algunos Champagnes.
También se espera que la propuesta de alta calidad y bajo coste del vino portugués gane tracción en 2023, especialmente para los consumidores que buscan explorar nuevos vinos varietales o ensamblajes.
Los bebedores jóvenes y curiosos, a los que les encanta probar algo fuera de lo común, seguirán aumentando la demanda de variedades de uva autóctonas de todo el mundo. Algunos ejemplos son el Godello y el Sumoll de España, el Xinomavro y el Assyrtiko de Grecia, así como las uvas autóctonas de viñedos de Europa del Este, como Turquía, Hungría y Georgia.
Las variedades híbridas y autóctonas llaman la atención
En 2022, el calor abrasador, la sequía sin precedentes, las heladas primaverales, las tormentas de granizo y los incendios forestales obligaron de nuevo a los viticultores a replantearse las prácticas vitícolas y a considerar nuevas cepas que puedan responder mejor a un clima en transformación.
El uso de variedades híbridas -especies europeas cruzadas con variedades autóctonas norteamericanas- está produciendo cultivos que a menudo soportan mejor los retos climáticos locales y ofrecen más fiabilidad en épocas de cambios sin precedentes.
Las antiguas variedades de vid autóctonas y los nuevos híbridos capaces de soportar condiciones de cultivo extremas acompañan este movimiento a favor de regiones emergentes. Algunas zonas vinícolas menos conocidas están demostrando ser especialmente resistentes, y las variedades autóctonas son las que tienen más posibilidades de resistir y prosperar. Los híbridos desarrollados por su resistencia a las plagas del viñedo, el mildiu, la sequía y otras consecuencias del cambio climático están abriendo el paso a interesantes regiones que seducen a los consumidores.
Los viticultores conservan y defienden el valor del origen de la uva, pero al tiempo, desacreditan la idea de que sólo las uvas vitis vinifera pueden producir vino de calidad. Incluso el Comité Champagne permite ahora a los viticultores plantar la variedad híbrida Voltis, resistente a los hongos, para combatir el mildiu, una plaga en la región.
Se prevé un aumento del consumo de vinos sin alcohol y con bajo contenido alcohólico
Los vinos sin alcohol o bajos en alcohol siguen siendo una tendencia destacada que podría ganar aún más fuerza en 2023.
Cada vez más consumidores de vino se centran en su salud y bienestar. Los vinos sin alcohol o bajos en alcohol representan una alternativa más saludable para este grupo demográfico.
Un estudio reciente de 10 países realizado por IWSR Drinks Market Analysis reveló que las ventas de bebidas sin y con bajo contenido de alcohol en 2022 superaron los 11 mil millones de dólares, frente a los 8 mil millones de 2018. Sigue siendo un nicho, pero IWSR predice que el consumo de bebidas sin y con poco alcohol aumentará en un tercio para 2026.
El mercado del vino de alta gama permanece dinámico
A medida que el mundo se adentra en un periodo de creciente fragilidad económica, las personas con estabilidad financiera constituirán una oportunidad cada vez mayor para los bodegueros.
Durante la pandemia, el mercado experimentó un enorme aumento de la demanda por parte de clientes con mayores niveles de renta disponible, que se quedaban en casa y consumían más vino.
Ahora, con la inflación, los consumidores beben menos pero mejor. Aunque suban los precios, los vinos ultrapremium pueden ser un capricho relativamente asequible, en comparación con otros artículos de lujo.
El vino espumoso se convierte en bebida cotidiana
El año pasado volvieron a aumentar las ventas de vinos espumosos, y no parece que esa tendencia vaya a frenarse pronto. Aunque el champán, el cava y el prosecco seguirán gozando de popularidad, los consumidores eligen cada vez más botellas menos caras de crémant, franciacorta o lambrusco.
El Pét-nat, un vino de aguja elaborado con una sola fermentación, frente a las dos del champán, suele ser más barato y sigue atrayendo a los consumidores de vino natural.
Las burbujas a buen precio hacen que los consumidores adopten el vino espumoso como una bebida cotidiana que no necesita una ocasión especial. ¡En Estados Unidos, se espera que el vino espumoso supere a la cerveza como bebida alcohólica más consumida del país a finales de 2023!
Los cócteles con vino cobran fuerza
Dada la creciente atención que se presta a la salud y el bienestar, los bebedores de todo el mundo recurren a alternativas de cócteles con menos alcohol. Los que buscan bebidas más ligeras y nuevas combinaciones de sabores estarán satisfechos. Les espera todo un mundo de cócteles a base de vino.
El rosado sigue siendo el favorito de los consumidores
En los últimos años, el vino rosado se ha convertido en un fenómeno de ventas, superando la percepción de que era una bebida exclusiva del verano. Las tendencias de la categoría incluyen un crecimiento vertiginoso del rosado espumoso en particular, así como un aumento significativo de los precios que los consumidores están dispuestos a pagar por botella.
Los envases alternativos son el futuro
Repensar la botella de vidrio se ha convertido en una prioridad absoluta para las bodegas con visión de futuro y comprometidas con la reducción de las emisiones de carbono. La fabricación y el transporte de una botella de vino representan hasta el 68% de la huella de carbono de todo el producto. En comparación, la bolsa de vino de 1,5 litros (bag-in-box), sin su caja de cartón, ofrece la mayor reducción de la huella de carbono con respecto a las botellas de vidrio (un 90%) y está empezando a popularizarse en Europa.
Los estudios de mercado sugieren que el mercado mundial de vino en lata podría crecer dos dígitos en los próximos años. Los consumidores exigen cada vez más comodidad que ofrecen las latas más ligeras y fácil de transportar. Las latas también tienen la capacidad de hacer que el vino sea más accesible para los consumidores y acabar con las ideas erróneas que rodean la imagen un poco “pija” del del producto.
Es probable que en 2023 haya más vinos en Bag in Box y en lata y más tapones de rosca para una población de baby-boomers que envejece y que se ha cansado de los sacacorchos.
El comercio electrónico impulsa las ventas
La industria vitivinícola está cada vez más digitalizada y está pasando de ser un mercado tradicional a un mercado impulsado por el comercio electrónico. Las ventas se disparan en los canales en línea a medida que los consumidores se acostumbran a comprar desde la comodidad de sus hogares.
El comercio electrónico es especialmente rentable para las pequeñas bodegas, que pueden comercializar sus vinos con mayor eficacia, llegar a un público más amplio y dinamizar así sus ventas.
Valentina Phillips